EL LIDERAZGO (el efecto transformado en defecto por un mal uso del concepto)

-EL LIDERAZGO (el efecto transformado en defecto por un mal uso del concepto)

 

Hay personas con perros que suelen temblar y mostrar su repulsa ante esta palabra, por el mal uso y por desconocimiento se ha “deformado” su definición, asocian la palabra LIDER con autoritarismo, sometimiento continuo sobre el perro e incluso llegando en ocasiones a calificar como “dictador” a las personas que dicen ejercer este puesto dentro de una manada formada por perros y humanos.

 

Nada más lejos de la realidad, un LIDER es alguien emocionalmente estable, capaz de estructurar un orden justo con el fin de que se mantenga en todo momento una buena convivencia mutua entre los miembros de la manada.

 

Al líder, se le respeta por ser justo y se le sigue por una condición que se ha ganado, el LIDER no es el que más grita o pretende ser obedecido por el “ordeno y mando”, sino todo al contrario, su estabilidad emocional y su actitud de firmeza (que no dureza) hacen que el resto confíen en él y le sigan en todo momento porque es capaz de cubrir todas las necesidades de la manada (comida, juegos, ejercicio, cariño, …) de forma equilibrada para todos y transmitiendo seguridad en todo momento.

 

Por instinto de supervivencia heredado, los perros necesitan tener totalmente identificada la figura del líder (o lideres) dentro de la manada, en caso contrario se desequilibran emocionalmente y se vuelven inestables mentalmente, en unos casos aparecen conductas inadecuadas y en otros se potencian otras que ya tienen (dominancia, miedo, inseguridad, agresividad…)

 

El líder es seguido por ser justo y el que utiliza la fórmula del “porque yo lo ordeno y mando” no es un líder y solo es obedecido por puro miedo.

 

Es cierto que “en mi manada mando yo”, pero es porque son ellos los que me han concedido ese “cargo” al haberme ganado el respeto de todos siendo justo, firme y muy cariñoso, y no fallarles es mi responsabilidad.

 

Para que un perro identifique plenamente a su líder, hay que actuar como tal el 100% del tiempo, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, en casa y fuera de ella (los paseos).

 

Ahora mismo, mientras escribo esto, tengo a 10 perros descansando juntos repartidos en sus camas y no hay alteración ninguna por la seguridad que sienten, si cualquiera de ellos abre los ojos o levanta la cabeza, sentirá mi estado de calma y seguridad sin yo dirigirme a él para nada (esto también es desempeñar mi papel de líder)

 

Habitualmente en un ejemplo como el que os acabo de dar, el dueño suele hablar al perro que se mueve o se levanta, saludándole cariñosamente o dándole unas caricias (le mostramos un estado emocional humano) lo que lleva al perro a cierto grado de excitación (que habitualmente se confunde con alegría) y si hay más perros en la casa, empiezan todos a “revolotear” a nuestro alrededor, con esto transmitimos a los perros nuestra “inestabilidad” que hace que se reduzca una parte del 100% de nuestro liderazgo. Ante esta situación, no nos dirigiremos al perro y este simplemente se quedará en calma respetando el descanso de los que todavía duermen.

 

Esto es sólo uno de los muchos “detalles” que hay que cambiar en nuestro día a día como líder ya que la mayoría de personas solo lo ejerce cuando se presenta alguna situación en la que hay que corregir o indicar al perro que haga algo.

 

Que cuando el perro este calmado, sienta que tiene un líder a su lado, hará que confié en nosotros en todo momento, será un perro más equilibrado y emocionalmente estable con lo cual no tendrá tendencia a desarrollar conductas inadecuadas en momentos puntuales.

 

 

PREGUNTA: ¿Por qué es necesario establecer lo que yo llamo “normas de convivencia mutuas”?

 

RESPUESTA: Porqué somos de diferente raza, tenemos costumbres y necesidades distintas y todos tenemos derecho a ser felices conviviendo juntos.

 

Yo divido en tres partes nuestra convivencia en común con los perros:

 

1º- Las situaciones y condiciones que son exclusivamente de perros (oler i lamer los pipis de otros perrillos por ejemplo)

 

2ª-Las situaciones y condiciones que podemos compartir juntos (juegos, cariño, paseos, compañía, viajes, etc.)

 

3ª-Las situaciones y condiciones exclusivamente de los humanos (tenemos que ir a trabajar, cocinar, limpiar, acudir a sitios donde no permiten animales, etc.)

 

Cuando no hay un líder que ponga orden y estructure todos estos factores, se puede llegar producir una convivencia caótica en la que cada uno va “a su rollo”, para que todo funcione correctamente, somos nosotros los que tenemos que cubrir y respetar sus necesidades exclusivas, coordinar las que son compartidas y hacerles comprender que tienen que respetar las que son exclusivamente humanas de la misma forma que nosotros respetamos las suyas.

 

Extracto del libro “Conceptos del perfecto equilibrio con tu perro” de Toni Latorre

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